La tarea de la traducción es una actividad de largo aliento. Por ello, la relación de la traductora Jeannette L. Clariond con la obra de la poeta italiana Alda Merini (1953-2010) tiene cerca de 20 años trabajándose.
En entrevista vía correo electrónico, Jeannette L. Clariond expresa su sentir acerca del homenaje que recibirá el próximo 21 de marzo en el Museo/Casa Alda Merini, en la ciudad de Milán, Italia.
“Una inmensa alegría”, resaltó Clariond, directora de Vaso Roto Ediciones, acerca de la distinción. https://www.milenio.com/cultura/la-poesia-llena-nuestros-vacios-jeannette-l-clariond
Al reconocimiento que recibirá en Italia, el municipio de San Pedro Garza García alista una ceremonia conmemorativa para el próximo miércoles 1 de marzo a las 19:00, en el Centro Cultural Plaza Fátima.
¿Qué representa un homenaje por parte de Museo/Casa Alda Merini, en Milán?
Una inmensa alegría. Un retorno a la casa en donde conocí a la poeta en 1995, año en que la comencé a traducir.
Las traducciones son proceso de largo aliento. ¿Cómo ha sido trabajar la antología de Merini?
Doloroso al comienzo. Doloroso en el sentido de entrar en su vida, de la que nunca habla con autocompasión, sino con fuerza y cordura. En Relato de vida, su autobiografía que se publicará en otoño, habla de temas relativos a su niñez, el padre, el fascismo, el hambre, el manicomio… el Dr. Fornari es quien la induce a escribir luego de su segundo internamiento en Villa Fiorita, el psiquiátrico en las afueras de Milán.
¿Qué elementos destaca de la obra de la poeta italiana?
Alda Merini estuvo internada y recibió varias veces electrochoques.
Fue violada “por otro loco igual que yo”. La sinceridad en su más alta expresión, la fuerza: “yo, como Cristo, también tuve mi resurrección”, la sencillez en su lenguaje para tratar temas que para nadie pasan desapercibidos. Y, por supuesto, su inteligencia, una de las más lúcidas mentes que he leído.
Lo que da la poesía como las otras artes, a saber el cine y el teatro, es llenar nuestros vacíos.
Cuando Merini murió, se habló más de su muerte que de la gestión de Berlusconi como presidente de su país. La vida y la obra de Alda Merini como poeta siguen vivas, no así la del político.
Safo escribió los versos más sabios: Luego de mi muerte/nada quedará,/no habrá memoria mía.
Ningún gran poeta escribe para la posteridad, esa es la enseñanza mayor de Alda Merini: su humildad.
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