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Jeannette Lozano, la edición como ficción suprema

Para la directora de Vaso Roto, un editor habla «para dormidos y despiertos»: despabila a los primeros y satisface la sed de los segundos


Por: Carlos Aganzo





Jeannette Lozano. Jeannette Clariond. Jeannette L. Clariond. La frontera, a veces tan delgada, entre la persona y la escritora. Entre la editora y la traductora. Entre la buscadora de voces exteriores y la descubridora de voces de interior. Con billete de ida y vuelta de España para México, de América para Europa. La aventura de su editorial, Vaso Roto, dura ya dieciséis años. Novela, ensayo, arte… y siempre poesía. Trescientos títulos ya en esa colección de portadas de fondo blanco, sobre las que se posan los pájaros oscuros del artista plástico Víctor Ramírez. Un puente cultural entre dos continentes puramente literarios.


La primera memoria libresca de Jeannette Lozano (Chihuahua, México, 1949) son los tres volúmenes que tenía su madre de modo permanente sobre la mesilla de noche. Los tomos que contenían la obra de Khalil Gibrán. La abuela libanesa, que llegó al exilio mexicano con nueve años, hablaba en árabe. La madre lo hacía en inglés. Y lo hacía, además, con palabras prestadas por Gibrán. «Los padres son los arcos para que los hijos, flechas vivientes, se lancen al espacio». Ese tipo de sentencias. Borges y su madre, dice, debieron ser los únicos en el mundo que se leyeron entera la ‘Enciclopedia Británica’… El retrato se completa con la biblioteca chihuahuense de su padre: raíz española, con un deje de herencia belga.


Cambiar la vida


El lanzamiento de Jeannette Lozano se produjo hacia los Estados Unidos. Allí las monjas de Indiana le enseñaron muchas cosas, pero sobre todo a leer a Shakespeare. Y así la raíz anglosajona, junto con la hispanoamericana, prendió para siempre. En 1992 vivió lo que ella llama la «ficción suprema», a saber: pensar que lo que a uno le cambia la vida ha de servir también para cambiar la vida de los otros. Y entre los libros que a ella la transformaron, y que descubrió en la segunda planta de la Biblioteca de Nueva York, estaban los de Charles Wright. Debajo de Wright era fácil encontrar nuevas raíces: las de la literatura italiana, que ella había rastreado con entusiasmo en Alda Merini. Más abajo aún descubriría las ramificaciones profundas de la cábala sefardita. Los principios de todas las cosas. Porque para Jeannette Lozano, traducir no es sólo traducir a un autor, sino «a una tradición literaria».


A Wright le visitó en su casa de Charlottesville. De Wright tradujo para Pre-Textos ‘Zodiaco negro’. Y a través de Wright le llegó el contacto para perfilar su gran aportación al conocimiento en español de la poesía estadounidense contemporánea: ‘La escuela de Wallace Stevens’, en colaboración con Harold Bloom. Además de los mencionados, William Wadsworth, Hart Crane, May Stevenson, James Merrill, Henri Cole… o la canadiense Anne Carson, de la que Lozano pasa por ser su traductora más fiel. Harold Bloom: un maestro en cuyas clases aprendió a seguir los caminos de la verdadera interpretación literaria. Doce años de trabajo para una obra que no apareció hasta 2011.


Entre los libros que a ella la transformaron, y que descubrió en la segunda planta de la Biblioteca de Nueva York, estaban los de Charles Wright


De otro de los grandes de la poesía estadounidense surgió la idea de crear la editorial. La intención era que ‘Los cuatro salmos’, de WS Merwin, fuera el primer libro de Vaso Roto. Pero conseguir los derechos llevó tres años. Entre medias, Jeannette entró en contacto en Barcelona con el chileno Víctor Ramírez, y dos años después, en el marco del Foro Universal de las Culturas de Monterrey, Derek Walcott fue el encargado de inaugurar la escultura de este artista plástico que rinde homenaje a Merwin. La obra, que lleva por título ‘Espacio para la poesía’, tiene la forma de un vaso roto, en recuerdo del poema de James Merrill del mismo título. Finalmente, el primer volumen de Vaso Roto apareció en 2005, ‘Cuerpo de amor’, de Alda Merini. Y en 2006 se editaron por fin ‘Los cuatro salmos’ de Merwin.


Leer con libertad


En 2009, la editorial se trasladó a Madrid. Y a partir de aquí, todo ha sido el intento de «mostrar voces que puedan formar lectores». Voces, actualmente, de todo el mundo. Más de un 80 por ciento dedicado a traducciones, y el resto a literatura en español. En el camino, Jeannette Lozano se ha convertido en una reconocida traductora. Y también en una notable escritora. Ensayista especializada en el pensamiento y la religión del México antiguo. Y poeta con títulos como ‘Mujer dando la espalda’, ‘Desierta memoria’, ‘Leve sangre’, ‘Cuaderno de Chihuahua’, ‘Ante un cuerpo desnudo’…


Jeannette Lozano se sitúa a la cabeza de un pequeño equipo editorial, con un pie en España y otro en México, que sigue soñando con esa «ficción suprema» que es la edición de libros. O con cumplir con ese deseo que manifiesta Shakespeare en su soneto 87: «leer con libertad». La pandemia la mantiene al otro lado del Atlántico, pero ella no descarta terminar instalándose en España. Mexicanos y españoles, dice, hablamos una misma lengua, pero no de la misma manera. De España, dice, admira su carácter solidario y la libertad con la que se vive por aquí. Ya veremos...


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